Una caricatura política es aquella que refleja, critica o ridiculiza, un acto llevado a cabo por un representante, del ámbito de la clase política, nacional o internacional, ya sean alcaldes, presidentes, magistrados, es decir toda persona que esté vinculado y sea representante de un partido político, o sus actos y decisiones afecten la vida de un país, o región.
Hace muchos años, dibujaba para algunas publicaciones, cuando aun internet no existía.
En ese entonces me dedicaba al humor político, además de notas de prensa, entrevistas, notas de investigación y algún relato. Pero siempre me ha interesado la política, y sobre todo tomarla con humor. Encontré en la sátira política la forma de mostrar el descontento, la discrepancia de la gente y la mía. Es que dependemos de ella, o quizás se podría decir que somos como rehenes de esta. Y cuando hablo de política, no me refiero a ningún político en especial, ni políticos en general. Y si bien algunos de estos nos fastidian, otros nos roban, aún hay políticos honestos, con verdadera vocación de servicio.
Por eso, deberíamos diferenciar a las políticas, las ideas, los programas, de entre los cuales podemos elegir, de quienes las promueven. La mentira está al orden del día, lo cierto es que muchos engañan en sus propuestas y emplean falacias, para conseguir apoyo, y mantenerse en el poder. Lo normal, es que nos pongan a unos contra otros, haciéndonos creer que el «enemigo a batir» está a nuestro lado, y que la lucha entre clases sociales, es algo del pasado, que no existe, que es un pensamiento arcaico, aun que quienes dicen eso, hablen todo el tiempo de la clase media, y clase media alta y sus crisis.
A la política la llevamos dentro.
Desde que nos levantamos y pensamos a donde ir a por el pan, la estamos practicando. Elegimos, a qué panadería o supermercado, irá nuestro dinero. A quién vamos a apoyar, en quién vamos a confiar. Y a lo largo de nuestra vida plagada de elecciones la practicamos. También la practican con nosotros, nos mueven de un lado a otro, como al ganado, según el » bienestar general» unos buscan beneficios para una clase social determinada, o para sí mismos.
Algunos señalan claramente al enemigo, y de entre las peores amenazas estamos los humoristas gráficos.

Como cuento en mi biografía mis primeros problemas comenzaron ya en el colegio, con dibujos «incorrectos» según la dictadura militar que me tocó vivir. Y no terminaron ahí, solo fue el comienzo de otros más.
Este tipo de humor, es adictivo, y aún que en determinado momento decidí dejarlo, no pude renunciar, es irresistible.
Dentro de la política están los olvidados, son estos quienes pagan las deudas del Estado, los préstamos otorgados a bancos, a grandes empresas, a corporaciones. Lo paradójico, es que siempre pagan las deudas los mismos y sus consecuencias también, estos grandes «pagadores» son quienes menos tienen. La clase política vive otra realidad, y no es paralela. Unos miran hacia otro lado y otros hacia sus propios intereses. Pocos miran hacia abajo.
Por esto decidí retomar el humor gráfico, es una ínfima posibilidad, un muy pequeño intento de dar voz a quienes se le es negada, de desentrañar lo que se esconde detrás de noticias manipuladas, de groseros manejos de opinión pública, por parte de algunos medios de «comunicación», como cuando se repite una vez y otra la misma noticia hasta el hartazgo, escondiendo o ignorando otras, de gran afectación social.
Pese a todo esto, lo contrario a la política y sus políticos, es la dictadura, y esta última, no es ninguna buena opción. Lo mejor es tomar conciencia sobre qué lugar y en qué posición estamos parados. Es según algunos un concepto vetusto, y pasado de moda. Se le llama conciencia de clase.
Les dejo aquí, uno de mis últimos dibujos para El Pensador Digital, sobre el mercado laboral, la ley del trabajo y el empleo basura.

