O mejor aún: El día que dibujé a Tarzán.
Cuando era niño, los domingos era un día muy especial. En esa época tenía una gran collección de animales de juguete, eran especies de la selva, como ya lo he contado, sabía sus costumbres y conocía su hábitat. Esa colección marcó gran parte de mi vida, como los domingos; porque el periódico de ese día, venía con un suplemento, en color sepia, y en él una página de «Tarzán de los monos» con una calidad de dibujo que (me hacía babear) de las manos del genio de Harold Foster.
Es que en mi infancia, internet no existía ni en los más remotos o futuristas sueños y la gente compraba periódicos y hasta los leía! Para mí, significaba saber qué sucedaría con la historia anterior de Tarzán, la que siempre terminaba con el terrible «continuará» y para que continuara, había que esperar siete días! Siete interminables y grises días de angustia, esperando el desenlace, que siempre traía el triunfo del «hombre mono» pero aun así, la intriga de cómo resolvería ese caso, era por momentos insoportable.

Para saciar esa ansiedad, también los domingos por la tarde, después de comer, me iba a la matiné del cine del barrio, donde normalmente, ponían películas de aventuras. Y un recuerdo muy especial, es la única vez que fuimos al cine con mi abuelo, y desde luego, como no podía ser de otra manera, para ir a ver a Tarzán, interpretado por el incomparable y mejor de la historia, del mundo conocido, con Jhonny Weissmüller.
Weissmüller fue un ex jugador de waterpolo, nadador y actor , que obtuvo cinco veces el oro olímpico. Fue el primero en nadar los cien metros en menos de un minuto. Y este era el «rey de los monos» que luchaba con cocodrilos de goma, y era acompañado por su mona «Chita» el elefante «Tantor» y su amada Jane.

Que si has llegado ´leyendo hasta aquí», y no conocías al verdadero y único Tarzán, es que no tienes perdón. !La juventud está perdida!!! !AAAAAAARRRRRGGGGG!!!
(En realidad eso decimos todos los viejos, por envidia de eso que perdimos: la juventud)
Continuemos!!!
Peeeero, los días de semana, para aliviar el alma atormentada, también echaban una serie de Tarzán por la TV, y otra que se llamaba Daktari donde también había un montón de animales y un mono y Clarence el león vizco.
También en esas épocas, estaba el que fue el primer anime en color, Kimba, en el cual se «inspiró» Disney, para crear «El Rey León», pero esa ya es otra historia.
Es decir que las necesidades «selváticas y simiescas», estaban cubiertas.

Por esto, fue algo muy emocionante y que he disfrutado mucho, muchísimo, el haber hecho esta caricatura de Tarzán. Es mi pequeño homenaje a Johnny Weissmüller, con quien tanto disfruté de sus aventuras y sobre todo el verlo nadar. Que como nieto de un pescador, fue algo que aprendí de pequeño, y quería imitarlo, o nadar tan bien como él.
A todo esto (de viejo) estoy haciendo nuevamente, mi colección de animales Schleich, que eran los que tenía cuando niño, ya que la otra se perdió, se diluyó en el tiempo, aquel fatídico día, en que dejé de jugar y los dejé abandonados.

La caricatura del mejor Tarzán

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